martes, 20 de abril de 2010

Bancos de 16 países apoyan la fabricación de las mortíferas bombas de racimo



Las bombas de racimo o fragmentación, también conocidas como bombas clúster, son altamente peligrosas y mortíferas para la población civil. La ONU calcula que han matado y herido a más de 10.000 civiles en los últimos 40 años, un 40% de ellos niños. Al terminar los conflictos muchas de estas bombas quedan escondidas en el suelo sin explotar. Un total de 146 entidades financieras de 16 países han invertido y asesorado a fabricantes de bombas de racimo. Entre ellas, Bank of America, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Deutsche Bank y HSBC, Citigroup, Calyon, Barclays, State Street, Capital Group, BlackRock, Temasek Holdings, Vanguard Group, UBS, Credit Suisse y Vontobel.



Un total de 146 entidades financieras de 16 países han invertido y prestado servicios por valor de 43.000 millones de dólares (más de 30.000 millones de euros) a siete empresas fabricantes de bombas de racimo entre 2007 y 2009.

Así figura en el informe "Inversiones mundiales en bombas de racimo: una responsabilidad compartida", el más exhaustivo hasta la fecha sobre gastos globales en estas armas realizado por la Coalición de Municiones en Racimo, IKV Pax Christi y Netwerk Vlaanderen, según ha informado la ONG Setem, miembro en España de la Red Internacional BankTrack.

De estas 146 entidades financieras, 44 son de países que han firmado la Convención sobre Bombas de Racimo (que entrará en vigor el próximo 1 de agosto), 31 son de la UE y 16 tienen su sede en cuatro países que han firmado y ratificado la Convención, entre ellos España.

El informe subraya que, al igual que las minas terrestres antipersona, el coste humano y económico de las bombas de racimo está sobradamente probada. De hecho, la ONU calcula que estas armas han matado y herido a más de 10.000 civiles en los últimos 40 años, un 40% de ellos niños, y la cifra continúa creciendo porque el efecto de estas bombas no termina cuando concluyen los conflictos, ya que muchas quedan sin explotar y escondidas en el suelo.

A pesar de ello, el informe denuncia que las principales entidades financieras del mundo siguen financiando a los siguientes fabricantes de bombas de racimo y componentes: Alliant Techsystems ATK, L-3 Communications, Lockheed Martin y Textron (EEUU); Hanwha y Poongsan (Corea del Sur), y Singapore Technologies Engineering (Singapur).

El trabajo incluye una "lista negra" encabezada en el capítulo de banca de inversión que ofrecieron servicios de inversión financiera a fabricantes de bombas de racimo por Bank of America, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Deutsche Bank y HSBC.

Entre las entidades que concedieron préstamos a empresas que fabrican bombas de racimo están Bank of America, Citigroup, Goldman Sachs, Calyon y Barclays, y en el apartado de gestión de activos financieros sobresalen State Street, Capital Group, BlackRock, Temasek Holdings y Vanguard Group.

Por el contrario, en la "lista blanca" están 21 entidades financieras con políticas de rechazo contundentes, que además son de países que han firmado la Convención: cinco fondos de pensiones gestionados por Noruega, Irlanda, Nueva Zelanda y Suecia, tres entidades de Banca Ética (entre ellas Banca Popolare Etica y Triodos Bank) y 13 entidades privadas.

Las bombas de racimo o fragmentación (BASM por sus siglas en inglés), también conocidas como bombas clúster, son altamente peligrosas y mortíferas para la población civil a la que merman incluso años después de haber sido utilizadas en un conflicto armado.

Creadas en Chile durante la década de los 70, están compuestas por un contenedor –un obús, misil o cohete– que resguarda hasta 650 bombas de pequeña talla (submuniciones). Cuando el contenedor dispara, las municiones se dispersan un amplio radio y explotan al impactar en la tierra.

Sin embargo, 3 de cada 10 no estallan durante el primer impacto, con lo que se convierten en minas antipersonas que pueden explotar en cualquier momento en los años venideros. Según la organización Handicap International, 9 de cada 10 de sus víctimas son civiles.

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