viernes, 1 de julio de 2011

Me voy al monte antes de que lo privaticen



¿Le gustaría disfrutar en exclusiva de la montaña que aparece debajo de estas líneas? Si tiene 121.000 euros y no sabe qué hacer con ellos, no se prive de ese placer. Hable con las autoridades austríacas y conviértalo en un placer privado. Para el Establecimiento económico y político que dirige nuestros destinos, el mundo es una mercancía. Todo es susceptible de ser vendido, incluso las más altas montañas.



Las tres cumbres del Monte Cavallino /Summit Post

"He visto bastantes montañas: el Himalaya, los Andes, los picos fúnebres de Nueva Zelanda, los Alpes y el Altai; todas, más nevadas que ahora. Durante toda mi vida he amado, yo diría que he adorado a las montañas, ascendiéndolas con pasión. Puedo comparar entre sí a muchas de ellas; pero, por ciego que sea el amor, creo tener razón al admirar más que nunca a los Pirineos, a su cielo tan azul y limpio, a sus hielos resplandecientes, a sus aspectos vaporosos, a las llanuras ardientes y aterciopeladas adormecidas en su base bajo el sol más hermoso, y a esas aguas maravillosas que escapan de las nieves con furor, para calmarse enseguida sobre céspedes horizontales y serpentear en silencio entre tapices de flores tan raras y encantadoras que apenas nadie osa caminar sobre ellas. En la naturaleza pirenaica existe una poesía extrema, una armonía de formas, colores y contrastes que no he visto en ninguna otra parte".


Con estas palabras d
e su libro Souvenirs d'un montagnard confiesa el conde Henry Russell-Kilough (1834-1909) su pasión por los Pirineos, una de cuyas cumbres, el Vignemale, llegó a adquirir por 99 años. Un lujo que Russell se pudo permitir no tanto por ser aristócrata —pagaba el irrisorio precio de un franco por año— sino porque vivió la montaña "con la pasión de un enamorado y con el recogimiento franciscano de un místico", según uno de sus biógrafos.

Figura señera del pirineísmo, Henry Russell subió
en ocasiones por primera vez muchas de las grandes cumbres pirenaicas, pero su gran pasión era el Vignemale. Pico que ascendió treinta y tres veces y sobre el que logró una simbólica concesión de propiedad sobre doscientas de sus hectáreas. En las rocas de esta montaña hizo horadar hasta siete cuevas, algunas muy cercanas a la cumbre, bautizadas con nombres como Ville Russell, Belle-Vue o Paradis. En estas cuevas permanecía largos períodos, compartiendo refugio a veces con los aguerridos invitados que fueran capaces de subir hasta ellas.

Visto desde la distancia, el simbólico usufructo del Vignemale, no pasó de ser una excentricidad en una época en que los habitantes de los pueblos de montaña se limitaban a aprovechar bosques, pastos y alguna rudimentaria forma de minería, pero no veían ninguna utilidad en las cumbres.

Sin embargo, lo que ahora pretenden las autoridades austríacas es, nada más y nada menos, que vender, de manera definitiva y a quien lo pueda pagar, dos picos montañosos de la provincia del Tirol: el Rosskopf y el Grosse Kinigat. Cada uno de ellos está a la venta por 121.000 euros, precio de salida en la subasta iniciada por la oficina de privatización.



Grosse Kinigat (2.689 m) es la cumbre más elevada de una trinidad de picos de los Alpes Cárnicos que completan el Kleine Kinigat (2.671m) y el Königswand (2.686m). Los italianos se refieren a estas cumbres como Monte Cavallino.

Austria está muy orgullosa de sus montañas alpinas —su himno nacional comienza con la frase "Tierra de las Montañas"— y la noticia de que los dos picos serían puestos a la venta fue recibida con gran indignación ciudadana. Políticos locales y de la oposición nacional se han expresado contra los planes y la oficina de privatizaciones fue bombardeada con llamadas telefónicas y mensajes electrónicos con contenido que expresaba "desde indignación hasta insultos".

Ante el clima de indignación nacional, el gobierno austriaco suspendió abruptamente la planeada venta de las dos cumbres alpinas. La agencia de privatización de Austria anunció la decisión luego de una reunión de emergencia entre el ministro de Economía Reinhold Mitterlehner y altos funcionarios a cargo de la venta de propiedades nacionales al sector privado.

"Hemos suspendido la venta para evaluar posibles alternativas", dijo el portavoz de la agencia Ernst Eichinger. Ernst precisó que la transacción muy probablemente se realizará, pero que los posibles compradores quedarán limitados a "instituciones austríacas" en lugar de abrirse a la mejor oferta del mercado.


Panorama desde la cumbre de Grosse Kinigat / Summitpost

En España, la furia privatizadora todavía no ha alcanzado a las montañas, pero, tal y como están las cosas, no sería raro que desde los altavoces de la derecha ultraliberal, algún talibán a sueldo del poder económico comience a lanzar la idea. De momento, lo que sí se ha producido es la privatización parcial de los servicios de guardería de parques naturales.

Un ejemplo palpable lo tenemos en la sierra de Gredos, donde la vigilancia ha sido confiada al grupo privado Eulen. Al autor de este blog, que suele frecuentar la cordillera, no le duelen prendas a la hora de reconocer la positiva labor de conservación que está efectuando el Parque Nacional. La mayoría de las trochas se hallan limpias y señalizadas y los antiguos chozos de pastores han sido arreglados sin perder su estructura tradicional, de manera que ofrecen al montañero un refugio tan espartano como seguro en caso de inclemencia meteorológica.

Sin embargo, el control de estos montes descansa, sobre todo, en grupos de "seguridad privada" similares a los que hay en bancos, estaciones de autobuses, ferrocarril, metro, etc. Reclutados en los pueblos de la zona, estos vigilantes son perfectamente cordiales y desprovistos de esa actitud chulesca que caracteriza a la mayoría de los "seguratas" urbanos. De entrada, no llevan esposas, revólveres al cinto ni cananas repletas de balas como los que vigilan, sin ir más lejos, la estación de Cercedilla. Armados como si tuvieran que enfrentarse a una banda de forajidos del Far West.

No obstante, el caminante, a la hora de encontrarse con la autoridad, preferiría que ésta estuviera representada por la Guardia Civil o por agentes medioambientales vestidos con uniformes de riguroso verde oliva/piorno. Porque Leviatán no sólo debe ser severo, sino también parecerlo.


Vehículo todoterreno de vigilancia privada en la Sierra de Gredos

Como en todas partes cuecen habas, o en este caso mongetes, el Gobierno catalán quiere volver a permitir la circulación de motos por el medio natural. Lo que supondría acabar con el
disfrute de una zona libre de ruidos y humos. Ir en moto o en coche en los terrenos forestales y espacios naturales será más fácil. Y hacer competiciones deportivas en estas zonas, también. Al menos, así lo pretende la ley de Simplificació Administrativa que promueve el Govern. La nueva ley incluirá la posibilidad de autorizar el acceso motorizado por pistas y caminos más estrechos, de menos de cuatro menos de ancho, algo que hasta ahora prohibía la legislación desde 1995.

La ley eliminará la prohibición de celebrar competiciones deportivas en los espacios naturales de protección básica, donde coches y motos sólo pueden moverse ahora por carreteras y pistas asfaltadas. Además, las competiciones deportivas también se podrán llevar a cabo en espacios de protección especial, reservas de caza y reservas naturales de fauna salvaje.

Las modificaciones han levantado ampollas entre los grupos de defensores del medio ambiente, que temen la aplicación de una política de pista libre, sin apenas límites, al tráfico rodado en las vías forestales.

¿Qué quieren que les diga? A la vista del percal, mañana mismo me voy al monte, para disfrutar libremente de él antes de que, invocando el sacrosanto nombre de la libertad (de mercado) lo privaticen del todo. Deseándoles a los amables lectores/as de este blog un feliz verano.

Cumbre del pico Cordier, Maladeta Occidental (3.263 m)